El Lago de Texcoco, un enclave histórico y ecológico de gran importancia, ha sido testigo de la evolución de la Ciudad de México desde los tiempos del Imperio Azteca. Este cuerpo de agua salobre, fundamental en la fundación de Tenochtitlán, ha sufrido transformaciones significativas a lo largo de los siglos debido a la intervención humana.
Con la llegada de los españoles y la posterior fundación de la Ciudad de México sobre las ruinas de Tenochtitlán, se iniciaron procesos de desecación del lago para controlar las inundaciones, lo que modificó drásticamente el ecosistema de la región. Esta desecación progresiva abrió paso a la expansión urbana y agrícola, dejando pocos vestigios del lago original.
A pesar de la casi total desaparición del lago, recientes hallazgos han revelado la persistencia de agua en ciertas áreas. La cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) marcó un punto de inflexión, transformando la zona en un Área Natural Protegida (ANP) con el objetivo de salvaguardar el entorno y sus recursos.
Si bien el lago conserva capacidad para almacenar agua, su alta salinidad lo descarta como fuente viable para consumo humano. La desalinización sería una opción costosa y compleja, lo que plantea la necesidad de soluciones alternativas para su aprovechamiento.
El rescate del Lago de Texcoco es un proyecto multidisciplinario que abarca desde la regeneración de humedales hasta la creación de lagunas de regulación para prevenir inundaciones. La propuesta de convertirlo en un ANP se alinea con la preservación de su biodiversidad y legado biocultural, mientras que la mejora del manejo hidrológico y la restauración ambiental buscan revitalizar su entorno.
El Lago de Texcoco representa un desafío y una oportunidad para la Ciudad de México y sus habitantes. Su rescate y preservación no solo implican la protección de un ecosistema invaluable, sino también la creación de espacios públicos y actividades que fomenten la conexión con la naturaleza y promuevan la sostenibilidad ambiental. Este compromiso con la restauración del lago no solo honra su legado histórico, sino que también asegura un futuro más resiliente y equitativo para las generaciones venideras.