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09 May
09May

Tiempos Peligrosos 

En su artículo titulado “La carrera armamentista liderada por EE.UU. podría empujar a la humanidad al abismo” y publicado por Global Times; Andrey Kortunov discute sobre el aumento en los gastos de defensa a nivel mundial, citando un informe del Stockholm International Peace Research Institute que indica que este concepto en 2023 alcanzó los 2.44 trillones de dólares. 

Carrera armamentista global

Kortunov, director académico del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, destaca que el gasto de defensa a nivel global es el mayor incremento anual desde 2009, y que nunca antes la humanidad había ejercido tanto dinero en preparativos militares.


Andrey Kortunov es director académico del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales. Ha escrito varios artículos para Global Times, abordando temas como la carrera armamentista, la cooperación internacional en seguridad, y las relaciones entre China y Rusia. 
Kortunov es conocido por sus análisis sobre la política internacional y las relaciones exteriores, especialmente en lo que respecta a las dinámicas entre las grandes potencias.

El texto señala que los estados nacionales gastan, o desperdician, el 2.3% de su Producto Interno Bruto (PIB) colectivo para protegerse unos de otros, superando el objetivo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de que todos sus miembros asignen al menos el 2% de su PIB a la defensa. Además, menciona que los líderes nacionales encuentran muchas razones convincentes para aumentar las apuestas en la competencia militar global y están activamente involucrados en un juego de culpas interminable con la clara intención de imponer toda la responsabilidad de la carrera armamentista en sus oponentes geopolíticos.

El analista precisa que los datos muestran que Estados Unidos sigue siendo el líder global indiscutible en este tema con un presupuesto del Pentágono de 916 mil millones de dólares. La OTAN gasta 1.34 trillones, o el 55% del gasto global. Si se suman a estos números, los presupuestos de defensa en rápido crecimiento de países como Japón, Corea del Sur y Australia, la responsabilidad indiscutible de Occidente en la carrera armamentista global parece aún más explícita.

El artículo también aborda el comercio global de armas, señalando que en los últimos cinco años, las exportaciones estadounidenses aumentaron en un 17% y su participación en el mercado mundial saltó del 34% al 42%. La participación de la OTAN en el suministro de armas a países extranjeros en 2019-2023 creció del 62% al 72%, con un incremento particularmente pronunciado del 47% en cinco años por parte de Francia.

Dadas las tendencias, no es sorprendente escuchar que el liderazgo de Estados Unidos es a menudo escéptico sobre el control de armas. Por ejemplo, en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush, Estados Unidos se retiró del Tratado de Misiles Antibalísticos que durante 30 años sirvió para estabilizar la estratégia entre Moscú y Washington. En 2019, Donald Trump terminó con el Tratado INF, que desde 1987 prohibía a Moscú y Washington producir, probar y desplegar sistemas de misiles terrestres con un alcance efectivo de entre 500 y 5,500 kilómetros. EE.UU. nunca ratificó el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.


El Tratado INF


El Tratado INF, por sus siglas en inglés de Intermediate-Range Nuclear Forces, fue un acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética firmado en Washington D.C. el 8 de diciembre de 19871. Este tratado fue ratificado por el Congreso estadounidense en 1988 y entró en vigor el mismo año.
El propósito del Tratado INF era eliminar los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales, cuyo rango operativo de alcance estuviera entre 500 y 5,500 kilómetros. Estos misiles, conocidos como euromisiles, estaban instalados en bases militares de Europa Occidental y en Europa Oriental en los países bajo influencia de la Unión Soviética y podían atacar a los países europeos miembros de la OTAN.
En 2019, la administración de Donald Trump anunció que retiraría a EE.UU. del tratado, acusando a Rusia de incumplimiento. Estados Unidos suspendió formalmente el tratado el 1 de febrero de 2019, y Rusia lo hizo al día siguiente en respuesta a la retirada. Estados Unidos se retiró formalmente del tratado el 2 de agosto de 2019.
La suspensión del tratado permitió a EE.UU. realizar pruebas con misiles que hubiesen estado prohibidos por el acuerdo. La retirada de EE.UU. del Tratado INF ha generado preocupaciones sobre una posible nueva carrera armamentista debido a la falta de restricciones en la producción y despliegue de este tipo de misiles.



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