La situación en América Latina refleja un creciente nivel de tensión geopolítica, con Estados Unidos desempeñando un papel central en varios frentes.
La presión de Estados Unidos sobre Venezuela ha sido constante desde la imposición de sanciones económicas en 2017, que han provocado una contracción económica del 80% entre 2013 y 2022, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presidente Nicolás Maduro enfrenta la presión del gobierno estadounidense, que apoya a los líderes opositores Juan Guaidó, a quien reconoció como presidente interino en enero de 2019 y, recientemente, al ex candidato Edmundo González. Las sanciones, incluyendo el embargo petrolero, han exacerbado la crisis humanitaria en Venezuela, donde más de 7.1 millones de personas han abandonado el país, según la ONU.
En Honduras, la presidenta Xiomara Castro denunció en julio de 2024 un intento de golpe de Estado, señalando a sectores opositores vinculados con intereses externos. La presidenta Castro, la primera mujer en ocupar este cargo, ha enfrentado una fuerte oposición desde su elección en 2021, y este incidente resuena con el golpe de Estado de 2009, que derrocó al entonces presidente Manuel Zelaya.
La implicación de actores internacionales en el intento actual subraya la continua influencia externa en la política hondureña, con la Embajada de EE.UU. en Tegucigalpa negando cualquier implicación directa.
México, bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha reafirmado su política de no intervención, un principio clave desde la Doctrina Estrada de 1930. Recientemente, AMLO rechazó públicamente las críticas de EE. UU. sobre las reformas electoral y judicial calificándolas de injerencia en asuntos internos. Este incidente se suma a un contexto de tensiones sobre temas como la cooperación en seguridad y la política migratoria, donde México sigue siendo un socio estratégico para EE. UU., pero también un país que defiende su soberanía en un escenario regional cada vez más complejo.
La reciente visita de la General Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, a Chile subraya los esfuerzos de Washington para consolidar sus alianzas en América del Sur.
El Comando Sur, responsable de las operaciones militares de EE. UU. en América Latina y el Caribe, considera a la región como una zona de "amenazas crecientes", incluyendo la influencia de China, que ha aumentado su inversión en América Latina en más de 400% en la última década.
Durante su visita, la General Richardson discutió con autoridades chilenas la cooperación en seguridad, en particular frente a desafíos como el narcotráfico y la ciberseguridad.
Estos eventos subrayan un patrón de acción por parte de EE. UU. en América Latina que combina diplomacia, presión militar y económica, y alianzas estratégicas para mantener su influencia en la región. Esto ocurre en un contexto global donde las potencias emergentes buscan redefinir el equilibrio de poder, y América Latina se convierte en un campo de competencia clave.