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16 Oct
16Oct

La reciente guerra entre Israel y Palestina tiene un impacto negativo en la economía. Interrumpió el comercio, provocó pérdida de inversión, bloqueó el transporte y colapsó el turismo derivado de la inseguridad e inestabilidad.

México tiene una relación económica relativamente pequeña con Israel. El país americano le vende autos, teléfonos móviles y algunos dispositivos electrónicos y le compra medicinas, equipo médicos y soluciones tecnológicas.

Las acciones de las aerolíneas bajaron en promedio 2.6%. Dos de ellas cancelaron los vuelos desde Estados Unidos a Tel Aviv, en tanto que el aeropuerto de la capital israelí tuvo que suspender brevemente sus operaciones tras un bombardeo sobre la ciudad.

Israel es uno de los sitios de interés turístico que más estaba creciendo y, que ahora, se ha visto afectado por los bombardeos desde la Franja de Gaza.

Los incrementos en el precio del petróleo fueron significativos en un primer momento, pero se moderaron. Si pasaran de los 90 dólares por barril, se agravaría el riesgo de un rebote inflacionario en todo el mundo.

Tensiones y desafío para la diplomacia estadounidense

El conflicto bélico es una fuente de inestabilidad política en la región. Ha provocado tensiones entre los países árabes y contribuido a la proliferación de grupos militantes. Además, impacta negativamente en la imagen de Estados Unidos como aliado clave de Israel, muy criticado por el mundo árabe.

Según estadísticas de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, desde enero de 2008 hasta septiembre de 2023, se registraron 6.407 palestinos muertos frente a los 308 israelíes. En los últimos tres lustros, la ONU ha contabilizado 152.560 palestinos heridos frente a los 6.307 israelíes.

A lo largo de los años, las disputas árabe-israelí han contribuido a la formación de grupos militantes. Por ejemplo, el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, que lucha desde 1987 contra la ocupación israelí de los territorios palestinos, ha lanzado ataques desde su base en la Franja de Gaza. En 1964 se creó la Organización para la Liberación de Palestina como una coalición de movimientos políticos y paramilitares considerada como representante del pueblo.

La alianza estadounidense-israelí impacta en la imagen de los Estados Unidos en el mundo árabe. El presidente ruso, Vladimir Putin, considera que el conflicto entre Israel y Hamás ilustra “el fracaso” de la política estadounidense en Oriente Medio. El apoyo financiero a Israel, que asciende a miles de millones de dólares al año, es objeto de críticas.

Desplazamiento, extremismo y desesperación entre los jóvenes

Los efectos de la guerra son devastadores en la sociedad palestina. El enfrentamiento armado  ha provocado pérdida de vidas, desplazamiento y sufrimiento humano. Ha contribuido al aumento del extremismo y la violencia en la región, al grado que los jóvenes palestinos son más propensos a unirse a grupos militantes.

Los ataques aéreos de las fuerzas israelíes sobre campos de refugiados han obligado a miles de gazatíes a desplazarse a pie, en carro o en burro, por la ruta autorizada por Israel. Expertos de la ONU consideran que el desplazamiento de las comunidades palestinas de Masafer Yatta puede ser un crimen de guerra.

Un grupo recién formado llamado “La Guarida del León”, compuesto principalmente por jóvenes palestinos descontentos y enojados, ha estado detrás de una serie de ataques contra soldados y colonos israelíes. Este grupo representa un ejemplo del aumento del extremismo entre los jóvenes palestinos, que a menudo no ven otra salida a la ocupación militar israelí y están desilusionados con los dirigentes políticos palestinos.

Escalada de tensiones y amenaza de una guerra de mayores proporciones

El conflicto entre Israel y Palestina es de baja intensidad, pero tiene el potencial de escalar a uno mayor. Debido a que la región es un importante centro de armamento, existe la posibilidad de un aumento de las tensiones entre las potencias regionales.

Israel y Palestina han experimentado una escalada significativa en los últimos años. Según un informe de la BBC, el conflicto ha llegado a alcanzar una tensión sin precedentes con cientos de muertos en ambos bandos. Un representante de las Naciones Unidas advierte que la situación está "avanzando hacia una guerra a gran escala".

De acuerdo con un análisis del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, las importaciones de armas en naciones de Oriente Medio aumentaron 86% en los últimos cuatro años (2012-2016). Arabia Saudita fue el segundo mayor comprador del mundo entre 2012 y 2016, con un aumento del 212% desde 2007, en tanto que Estados Unidos fue el mayor exportador en ese mismo período.

Además, la escalada del conflicto ha causado una considerable vergüenza para los gobiernos árabes que se encontraban en proceso de normalización de relaciones con Israel; por lo que, existe la posibilidad de un aumento de las tensiones entre las potencias regionales.

Raíces Religiosas y Geopolíticas del Enfrentamiento

El enfrentamiento tiene profundas raíces religiosas y geopolíticas, entre judíos y  musulmanes, que reclaman la misma tierra. Involucra a las principales potencias, como Estados Unidos, Rusia y China, que tienen intereses en la región. No obstante, sus causas no manan de la religión, sino del movimiento sionista (una doctrina a la vez que un proyecto político, nacionalista e intrínsecamente colonial).

La doctrina del sionismo es un proyecto colonial desde sus orígenes, reconocido por sus propios dirigentes, con el objeto de irse apropiando del territorio mediante el establecimiento de colonias, buscando el apoyo (en un primer momento del Imperio otomano, y después, de los británicos).

Estados Unidos, Rusia y China, tienen intereses en la región. Israel tiene relaciones diplomáticas con 166 países, según su Gobierno, con un fuerte bloque occidental de apoyo, en el que se encuentran Estados Unidos. El secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, pidió ayuda a su homólogo chino, Wang Yi, para evitar que otros países o grupos se involucren en la guerra entre Israel y las milicias palestinas de la Franja de Gaza. Rusia, por su parte, juega un papel clave en la estabilización de Oriente Próximo.

La necesidad urgente de un enfoque integral para evitar una catástrofe global

La guerra entre Israel y Palestina es un conflicto complejo y de larga data que tiene el potencial de tener consecuencias devastadoras a nivel global. Impacta negativamente en la economía, la política, la sociedad y la seguridad regional.

La previsible escalada en 2023 es una señal de que la situación es cada vez más peligrosa. Es necesario un esfuerzo concertado para resolver las disputas y evitar que se convierta en una crisis global.

Para resolver el conflicto se necesita un enfoque integral que aborde las causas profundas que incluya una solución política que satisfaga las legítimas aspiraciones de ambos pueblos, un proceso de paz que involucre a todas las partes interesadas, ayuda humanitaria para aliviar el sufrimiento humano y un esfuerzo para promover la reconciliación entre los dos pueblos.

Resolver el conflicto entre Israel y Palestina es un desafío, pero es necesario para garantizar la paz y la seguridad en la región y en el mundo.

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