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10 Oct
10Oct

En el trasfondo del conflicto, persistente entre Israel y Hamas, un complejo entramado de apoyos internacionales que moldean la dinámica de la guerra. Desde aliados tradicionales hasta nuevas alianzas en el mundo árabe, las fuerzas detrás de cada bando delinean un mapa geopolítico intrigante.

Alianzas Sólidas con Israel

Estados Unidos encabeza la lista como el principal defensor de Israel, proporcionando apoyo militar y diplomático constante. A esta alianza se unen países como el Reino Unido, Ucrania, Azerbaiyán, Canadá, Australia e India. Alemania, marcada por su responsabilidad histórica, también se erige como un socio vital, suministrando no solo asistencia económica sino también tecnológica y militar.


La Transformación de las Relaciones Árabes

Históricamente, las naciones árabes eran enemigas de Israel, pero en tiempos recientes, esta dinámica ha cambiado. Marruecos lidera el camino en la normalización de relaciones, seguido de cerca por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, aunque estos últimos aún mantienen una posición neutra. Jordania, siendo vecino directo de Israel, también se encuentra en un estado de neutralidad precautoria.


La Influencia de Irán y sus Aliados

En el lado de Hamas, Irán emerge como el principal patrocinador, proporcionando armas, financiamiento y apoyo diplomático. Irán también ha cultivado relaciones cercanas con Líbano (a través de Hezbollah), Siria, Irak y Yemen, creando una red de apoyo que desafía los intereses de Israel en la región.


La Neutralidad Estratégica

China, conocida por su política de no intervención, se mantiene neutral en el conflicto. Turquía, aunque formalmente parte de la OTAN, ha adoptado una posición ambigua, mostrando simpatía hacia la causa palestina pero sin tomar acciones militares directas.


Latinoamérica y otros Actores Neutrales

En el escenario global, países latinoamericanos como México, Brasil y Colombia adoptan una postura neutral, mostrando simpatía por la causa palestina pero evitando una intervención activa. Otro actor importante, Qatar, se encuentra en una posición única, brindando apoyo financiero y diplomático a Hamas, desafiando las expectativas regionales y desempeñando un papel crucial en la dinámica del conflicto.

En última instancia, el conflicto Israel-Hamas se extiende más allá de las fronteras físicas, convirtiéndose en un reflejo complejo de las alianzas internacionales y los intereses geopolíticos. La dinámica cambiante de las relaciones en el Medio Oriente y la influencia global continúan dando forma a este enfrentamiento, haciendo del apoyo internacional un factor clave en su evolución futura.


¿Qué puede haber detrás de esta escalada de violencia?

El conflicto Israel-Hamas o palestino-israelí que se reactivó el pasado 7 de octubre tiene múltiples causas y consecuencias… 


Una distracción política

Algunos analistas sugieren que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, podría haber buscado provocar una crisis con Hamás para desviar la atención de sus problemas internos, como la corrupción, la crisis económica y la falta de apoyo popular. Así, Netanyahu podría verse como el líder fuerte y capaz de defender a Israel frente a sus enemigos, y evitar una posible caída de su gobierno o un juicio político.


Una estrategia regional

Otros expertos plantean que el ataque de Hamás podría responder a una estrategia regional coordinada con Irán y Hezbollah, sus aliados y patrocinadores. El objetivo sería presionar a Israel y a Estados Unidos para que cambien su política hacia el programa nuclear iraní, que está siendo renegociado en Viena. Además, Irán y Hezbollah podrían querer demostrar su poder e influencia en la región, frente a la creciente normalización de relaciones entre Israel y algunos países árabes, como Arabia Saudita.


Una reivindicación histórica

Finalmente, algunos observadores señalan que el conflicto palestino-israelí tiene raíces históricas profundas, que se remontan a la creación del Estado de Israel en 1948 y la ocupación de territorios palestinos desde entonces. El detonante de la actual ola de violencia habría sido el intento de desalojo de familias palestinas en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, así como las restricciones al acceso a la Explanada de las Mezquitas durante el Ramadán. Estas acciones habrían generado un sentimiento de indignación y resistencia entre los palestinos, que reclaman su derecho a vivir en paz y dignidad en su propia tierra.


Estas son solo algunas posibles explicaciones para entender la “agenda oculta” del conflicto palestino-israelí, pero seguramente hay muchas más. Lo cierto es que se trata de un problema complejo y difícil de resolver, que requiere de diálogo, negociación y respeto mutuo entre las partes involucradas.


Y Rusia ¿qué papel juega en todo esto?


Rusia es un actor importante en el escenario internacional, especialmente en Oriente Próximo, donde tiene intereses económicos, militares y diplomáticos. El "Oso" mantiene relaciones con todos los actores involucrados en el conflicto palestino-israelí, incluyendo Israel, Palestina, Irán, Siria y Turquía. 

En ese contexto, Rusia ha expresado su preocupación por el agravamiento de la situación y ha llamado a la contención y al diálogo entre las partes. Ha ofrecido su mediación para facilitar una solución pacífica basada en las resoluciones de Naciones Unidas y la Iniciativa de Paz Árabe. 

Rusia, que se mantiene en guerra contra Ucrania, podría beneficiarse del conflicto palestino-israelí si logra posicionarse como un actor neutral y constructivo, capaz de influir en las negociaciones y garantizar la seguridad y la estabilidad de la región. Esto le permitiría reforzar su papel como potencia global y contrapeso a Estados Unidos. Además, podría aprovechar el conflicto para fortalecer sus alianzas con países como Irán o Turquía, que comparten su oposición a la hegemonía estadounidense. 

Por otro lado, el país eslavo también podría verse perjudicado por el conflicto si este se extiende o se internacionaliza, provocando una mayor inestabilidad y violencia en Oriente Próximo. Esto podría afectar negativamente a los intereses rusos en Siria, donde apoya al presidente Bashar al Asad frente a los rebeldes apoyados por Occidente. También podría generar tensiones con Israel, con quien mantiene una cooperación económica y militar significativa. 

Rusia podría enfrentarse al rechazo o al aislamiento de algunos países árabes o europeos si adopta una postura demasiado favorable a Irán o a Palestina.

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