El estallido bélico palestino-israelí, el 7 de octubre, puso de manifiesto, una vez más, la urgente necesidad de encontrar una solución duradera. China ha reiterado que la solución del conflicto radica en la convivencia de dos Estados; el israelí y el palestino. No obstante, el ataque “sorpresa” del grupo islamista Hamas podría frenar el proceso de normalización de relaciones entre Arabia Saudita e Israel, respaldada por Estados Unidos, con repercusiones más allá de la región.
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Expertos chinos creen que este conflicto no sólo interrumpirá las negociaciones de normalización entre Israel y Arabia Saudita, sino que también reducirá la confianza mutua recién establecida entre Arabia Saudita e Irán, que reanudaron relaciones diplomáticas bajo la mediación de Pekín. Esto plantea desafíos adicionales para las políticas de Washington en Oriente Medio, incluyendo el bloqueo de la nueva ruta comercial entre la India y Oriente Medio, respaldada por Estados Unidos, que busca desafiar a China.
El conflicto palestino-israelí ha demostrado una vez más que el estancamiento prolongado del proceso de paz no puede continuar. Es fundamental que la comunidad internacional actúe con mayor urgencia, intensifique su contribución a la cuestión palestina y facilite la pronta reanudación de las conversaciones de paz entre Palestina e Israel. Solo a través de un compromiso renovado y una mediación efectiva se podrá encontrar una manera de lograr una paz duradera.
En cuanto a las implicaciones regionales, es de prever que el conflicto se intensifique en los próximos días, ya que Israel ha llevado a cabo una movilización de guerra. Sin embargo, también podría calmarse en unas pocas semanas bajo la mediación de las principales potencias regionales e internacionales, como Egipto y Estados Unidos. Estas potencias desempeñarán un papel crucial en la resolución del conflicto y en la búsqueda de una solución política que satisfaga las aspiraciones de ambas partes.
El ataque sorpresa de Hamas no solo busca interrumpir las negociaciones de normalización entre Israel y Arabia Saudita, sino que también refleja la oposición de todas las fuerzas en Palestina a que los países árabes normalicen las relaciones con Israel. Hamas teme que la normalización de los lazos con Israel por parte de otros países árabes sea destructiva para Palestina. Este conflicto también ha llevado a culpar a Israel por la escalada del conflicto con Hamas, lo que ha generado tensiones en la región.
China ha captado la esencia de la solución del conflicto palestino-israelí y ha abogado por la implementación de la solución de dos Estados y el establecimiento de un Estado independiente de Palestina. La postura imparcial de China en la mediación de las contradicciones en Medio Oriente ha sido ampliamente reconocida y ha logrado resultados sustanciales, como la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán. Los expertos creen que el éxito de China en la mediación de las conversaciones entre Arabia Saudita e Irán puede servir como ejemplo para la solución de los conflictos palestino-israelíes, aunque este último es el resultado de conflictos más complicados.
La “nueva” guerra en Oriente Medio, entre Palestina e Israel y sus implicaciones regionales continúan planteando desafíos significativos para la estabilidad. La implementación de la solución de dos Estados y el establecimiento de un Estado independiente de Palestina siguen siendo fundamentales para alcanzar una paz duradera. La mediación de potencias regionales e internacionales, como China, será crucial para lograr avances significativos en la resolución del conflicto y en la promoción de la reconciliación en la región.
Por su parte, Sergey Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, pidió un alto al fuego inmediato y un plan de paz basado en el establecimiento de un Estado palestino independiente dentro de las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como su capital. Esta postura está en línea con la diplomacia china.
Lavrov ha criticado tanto a los Estados Unidos como a Israel por no poner fin al conflicto israelí-palestino, afirmando que la administración Biden no es un "intermediario honesto". Además, ha llamado a la renovación del proceso de paz, diciendo que la paz económica no puede ser.