La situación actual entre el presidente argentino Javier Milei y el grupo de economías emergentes que encabezan Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica es de distanciamiento con naciones que él percibe como “comunistas”. El mandatario ha formalizado la renuncia del país sudamericano a través de una carta enviada a los BRICS, en la que considera inoportuna la participación de Argentina en el bloque, debido a que los ejes de su política exterior difieren de los de la anterior gestión de Alberto Fernández.
Milei también argumenta motivos ideológicos. Afirma que su alineamiento geopolítico es con Estados Unidos e Israel. La renuncia a los BRICS ha sido criticada por algunos sectores políticos y económicos que la consideran como una pérdida de oportunidades de comercio, inversión y cooperación.
Los ejes de su política exterior destacan que el nuevo alineamiento en el escenario internacional de Argentina se fundamenta en la construcción de un “mundo libre” y defensor de las ideas de libertad, no en el comunismo que practican Brasil, China, Rusia, Irán y Venezuela.
Añade que en materia de política exterior, Argentina limitará la intervención del Estado en las relaciones comerciales, en la que se aplicará el principio de “laissez faire” y la actuación libre de los sujetos privados.
Para Milei es importante recuperar la credibilidad internacional y cumplir con los compromisos asumidos, especialmente con la deuda externa. Además, debe haber una reivindicación de la soberanía de las Islas Malvinas, con una postura firme y beligerante frente al Reino Unido.
La reacción internacional a los cambios en la política exterior argentina ha sido variada y contrastante, según la afinidad o el desacuerdo con las propuestas del presidente. Algunas de las más destacadas son:
Por otro lado, la nueva política argentina ha impactado a corto plazo y se prevé que lo hagan a mayor profundidad a largo plazo.
El tipo de cambio se ha visto afectado por las fluctuaciones del dólar estadounidense, la confianza de los inversores, la fuga de capitales y la pérdida de reservas. El comercio exterior recibirá un duro golpe, pues depende de la demanda y de los precios de los productos primarios, así como de las barreras arancelarias y no arancelarias.
A futuro, la capacidad de pago de la deuda externa se verá afectada, al igual que el acceso al crédito, el riesgo país y las negociaciones con los acreedores. La economía argentina aún se verá influenciada por el contexto internacional, ya que su desarrollo económico se vincula con el comportamiento global, la diversificación productiva, la innovación tecnológica y la cooperación sur-sur.
No obstante, el naciente gobierno presidido por Javier Milei ha tomado una serie de medidas para mejorar la economía, tales como:
Estas medidas han generado diversas reacciones tanto a nivel nacional como internacional, y sus efectos aún están por verse. Su impacto en los sectores más vulnerables es negativo y profundo. Algunos efectos se reflejan en:
Dichos estos efectos podrían verse agravados por el contexto de la pandemia de COVID-19, que ha golpeado duramente a la salud, la educación y la producción de los sectores más vulnerables.
Las medidas de asistencia focalizadas en la Asignación Universal por Hijo y la tarjeta alimentaria son insuficientes para compensar el deterioro de las condiciones de vida de estos sectores.
En ese tenor, el gobierno de Javier Milei ha anunciado algunas medidas de mitigación para los sectores más vulnerables, pero son insuficientes y limitadas; tales como:
Estas medidas han sido criticadas por diversos sectores sociales y políticos, que las consideran insuficientes, limitadas y discriminatorias. Además, se considera que no compensan el impacto negativo de las demás medidas, que han provocado una caída del poder adquisitivo, un aumento de la pobreza y la desigualdad, y una pérdida de derechos sociales y laborales.
El gobierno de Javier Milei ha tomado varias medidas para fomentar la inversión y el empleo, basadas en la desregulación, la privatización y la liberalización de la economía.
Ha iniciado la transformación de todas las empresas del Estado en sociedades anónimas para su posterior privatización, con el fin de reducir el gasto público y atraer capitales privados.
El presidente comenzó la modernización del régimen laboral para facilitar el proceso de generación de empleo genuino, eliminando las multas por despidos sin causa, promoviendo la libertad de afiliación sindical y limitando los mandatos sindicales.
Reformó el Código Aduanero para facilitar el comercio internacional, eliminando las barreras arancelarias y no arancelarias, y fomentando la integración a cadenas regionales y globales de valor.
Derogó la Ley de Tierras para promover las inversiones, permitiendo la exploración de recursos naturales a través de un sistema de regalías y concesiones, y eliminando las restricciones a la propiedad extranjera.
Y comenzó a eliminar y a reducir impuestos, especialmente los que afectan al trabajador, al consumo y a la importación, para aumentar el poder adquisitivo, el ahorro y la inversión.
Estas medidas buscan generar un clima de confianza y estabilidad para los inversores, así como mejorar la productividad y competitividad de la economía argentina. Sin embargo, también han generado críticas y resistencias por parte de algunos sectores sociales y políticos, que las consideran perjudiciales para los derechos de los trabajadores, el medio ambiente y la soberanía nacional.
La política económica de Milei se relaciona con su ideología política en el sentido de que ambas buscan maximizar la libertad individual y minimizar la intervención del Estado. Milei se define como un liberal libertario y un anarquista de mercado, que se inspira en las escuelas de pensamiento de Friedrich Hayek y Ludwig von Mises.
Sus propuestas económicas se basan en la desregulación, la privatización, la liberalización, la reducción de impuestos y el fin del Banco Central. Sin embargo, también tiene posturas conservadoras en temas sociales y culturales, como el aborto, el feminismo, el matrimonio igualitario y la inmigración. Además, el mandatario ha adoptado una política exterior idealizada, que lo ha llevado a distanciarse de los países emergentes y a alinearse con Estados Unidos e Israel. Por lo tanto, se puede decir que la política económica de Milei es coherente con su ideología política, pero también tiene elementos contradictorios y polémicos.
La opinión de las organizaciones empresariales sobre las políticas del gobierno es dividida y cautelosa. Por un lado, algunos empresarios y cámaras han felicitado al presidente electo y le han expresado su apoyo y colaboración para mejorar la economía argentina. Estos sectores ven con buenos ojos las medidas de desregulación, privatización, liberalización y reducción de impuestos, ya que consideran que favorecen la inversión, el empleo, la productividad y la competitividad.
Por otro lado, otros empresarios y cámaras han criticado al presidente electo y le han manifestado su preocupación y rechazo por algunas de sus políticas. Estos sectores ven con malos ojos las medidas de devaluación, eliminación de subsidios, suspensión de la obra pública y distanciamiento de los países emergentes que plantea Milei, ya que consideran que perjudican el consumo, el bienestar social, el desarrollo económico y la inserción internacional.
En conclusión, la opinión de las organizaciones empresariales sobre las políticas del gobierno actual es variada y depende de los intereses y las expectativas de cada sector. Sin embargo, todos coinciden en la necesidad de dialogar y consensuar con el gobierno y con otros actores sociales y políticos para lograr una salida de la crisis que afecta al país.