Sanciones entre Estados Unidos y China: un juego de poder global

Impacto en el marco del conflicto en la isla de Taiwán

En un escenario geopolítico marcado por tensiones crecientes, las sanciones económicas entre Estados Unidos y China se han convertido en una herramienta de poder con repercusiones significativas a nivel mundial. En particular, el conflicto en la isla de Taiwán ha sido el epicentro de esta disputa, generando daños y desequilibrios en la economía global.

Según datos recopilados por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, las exportaciones estadounidenses a China se han reducido en un 15% desde la imposición de sanciones económicas en el marco del conflicto en Taiwán. Esta disminución representa una pérdida de aproximadamente $120 mil millones de dólares para la economía estadounidense en el último año.

Por su parte, China también ha sentido el impacto de las sanciones. Las exportaciones chinas a Estados Unidos han disminuido en un 12% en el mismo período, lo que se traduce en una pérdida de alrededor de $90 mil millones de dólares para la economía del gigante asiático.

Estas cifras reflejan el costo económico directo de las sanciones mutuas entre ambos países, pero el impacto va más allá de las cifras. El comercio global se ve afectado, generando incertidumbre y desaceleración económica a nivel mundial. Además, el conflicto en Taiwán se intensifica, poniendo en riesgo la estabilidad regional y la paz.

Fuentes: Departamento de Comercio de Estados Unidos y datos recopilados por el Centro de Investigación Económica de China.

El conflicto en Taiwán no sólo se trata de una disputa territorial y política, sino que también involucra intereses económicos relacionados con las materias primas y los recursos naturales. China es conocida por ser una gran productora y exportadora de minerales como el cobalto y el cobre, los cuales son vitales para numerosas industrias, incluyendo la tecnología y la energía renovable. Por su parte, Estados Unidos depende en gran medida de estas materias primas para su propio desarrollo económico.

Las sanciones económicas impuestas entre Estados Unidos y China han afectado el comercio de estas materias primas, generando un impacto en países terceros que dependen de ellas. Por ejemplo, la República Democrática del Congo (RDC), ubicada en el África subsahariana, es uno de los principales productores de cobalto a nivel mundial. Las restricciones comerciales entre Estados Unidos y China han llevado a una disminución en la demanda de cobalto, lo que ha afectado negativamente la economía de la RDC y ha generado desafíos económicos y sociales en el país.

Además de la RDC, otros países que dependen de las exportaciones de materias primas también se ven afectados por las sanciones económicas entre Estados Unidos y China. Estos incluyen países como Australia, Brasil y Canadá, que son importantes productores de recursos naturales como el hierro, el petróleo y el gas. La disminución en la demanda de estos recursos por parte de China ha tenido un impacto directo en las economías de estos países, generando pérdidas de ingresos y empleos.

Fuentes: Banco Mundial y datos recopilados por el Departamento de Recursos Naturales de los Estados Unidos.

En este contexto, es evidente que las sanciones económicas entre Estados Unidos y China no solo tienen un impacto directo en ambas economías, sino que también generan efectos adversos en países terceros que dependen de las exportaciones de materias primas. La resolución pacífica del conflicto en Taiwán y la búsqueda de soluciones diplomáticas se vuelven aún más urgentes, ya que esto permitiría la estabilización de las relaciones comerciales y el impulso de la economía mundial.

La comunidad internacional desempeña un papel crucial en la promoción del diálogo y la cooperación entre todas las partes involucradas, buscando un equilibrio entre los intereses económicos y políticos. Solo a través de un enfoque multilateral y colaborativo será posible mitigar los impactos negativos de las sanciones económicas y fomentar un clima de estabilidad y desarrollo sostenible.

Las tierras raras chinas

Las tierras raras chinas son un grupo de 17 elementos químicos que tienen propiedades especiales para la industria y la tecnología. Estos elementos se usan en productos como láseres, imanes, turbinas eólicas, coches eléctricos, aparatos electrónicos y sistemas de defensa.

China es el mayor productor y consumidor mundial de tierras raras, y controla el 80% del mercado global. Esto le da una gran ventaja estratégica frente a otros países que dependen de sus importaciones.

Las tierras raras no son realmente raras, sino que están dispersas en la corteza terrestre y son difíciles de extraer y procesar. China ha invertido mucho en el desarrollo de su industria de tierras raras, y ha impuesto cuotas y restricciones a su exportación. Esto ha generado tensiones comerciales con Estados Unidos y otros países que buscan diversificar sus fuentes de suministro.

En 2023, China fijó una cuota de extracción de tierras raras de 240.000 toneladas, un 14% más que el año pasado. También se han descubierto nuevos yacimientos de tierras raras en otros lugares del mundo, como Suecia, que podrían ayudar a la Unión Europea a reducir la dependencia de China.

Según Statista (2022), los países con mayores reservas de tierras rara son: 

Según el Servicio Geológico de EE. UU., los países que más produjeron tierras raras en 2022 fueron:

Según GeologíaWeb, los 17 elementos químicos de tierras raras con propiedades especiales para la industria y la tecnología son: