Es difícil saber por qué no ha terminado la guerra en Ucrania, pero se pueden identificar algunos intereses que estarían en juego por parte de Rusia y Estados Unidos.
Estos intereses, que a veces son contradictorios o incompatibles, dificultan la búsqueda de una solución pacífica y duradera. Tanto Rusia como Estados Unidos tienen incentivos para mantener una cierta tensión y presión sobre el otro, pero también para evitar una escalada mayor que pueda desencadenar una guerra abierta o una crisis global.
Por el lado de ruso, algunos de los intereses son:
Por el lado estadounidense, algunos de los intereses son:
El conflicto armado entre las fuerzas rusas y ucranianas prevalece desde febrero de 2022. Ha causado miles de muertos, heridos y desplazados, y ha generado una crisis humanitaria y diplomática.
Según el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, las tropas de Kiev avanzan en su contraofensiva contra las fuerzas rusas En septiembre de este año recuperaron más de 6.000 km² en el sur y el este. Sin embargo, Rusia sigue ocupando importantes zonas en el este, alrededor de Lugansk y Donetsk, y en el sur, cerca de Crimea.
La comunidad internacional ha condenado la invasión rusa y ha impuesto sanciones económicas y políticas al país. También ha brindado apoyo militar y humanitario a Ucrania. No obstante, el conflicto no se ha resuelto por la vía diplomática, y persiste el riesgo de una escalada mayor que pueda afectar la paz y la seguridad mundial.
La economía de Ucrania sufre un fuerte impacto negativo por el conflicto con Rusia, que afecta tanto a la producción como al consumo, al comercio y a la inversión. Según el Banco Mundial, la invasión rusa contrajo la economía ucraniana 45 % este año, lo que supone una de las mayores caídas del Producto Interno Bruto en la historia del país.
Algunos de los factores que explican este deterioro económico son:
La guerra en Ucrania también ha tenido efectos negativos en la economía mundial, sobre todo en los mercados emergentes y los países en desarrollo de Europa y Asia central. Estos, se han visto afectados por la volatilidad de los precios del petróleo y el gas natural, la menor demanda de sus productos por parte de Rusia y Ucrania, y el aumento del riesgo país y las primas de riesgo. Según el Banco Mundial, el crecimiento económico de esta región se reducirá en 1,8 puntos porcentuales este año debido al conflicto.
La guerra tiene un grave impacto económico tanto para Ucrania como para el resto del mundo. Por eso, se están tomando diversas medidas para tratar de mitigar sus efectos y apoyar a los sectores y colectivos más vulnerables.
Algunas de estas medidas son:
La reconstrucción de Ucrania es un proceso que dependerá de muchos factores, como el fin del conflicto, el apoyo internacional, la capacidad de gestión y la voluntad política. No hay una estimación precisa de cuánto tiempo llevará, pero se puede esperar que sea un desafío a largo plazo que requerirá de un esfuerzo sostenido y coordinado.
Según el informe conjunto del Banco Mundial, la Comisión Europea y el Gobierno de Ucrania, se necesitan al menos 104 mil millones de euros a corto plazo para la infraestructura social, de transportes y la energía. Además, se calcula que el costo total de la reconstrucción podría superar los 346 mil millones de euros, incluyendo los daños directos e indirectos causados por la guerra.
La Comisión Europea propuso la creación de un Mecanismo para Ucrania. Éste sería un instrumento financiero para el período 2024-2027, hasta por 50 mil millones de euros en subvenciones y préstamos; que serviría para mantener la estabilidad macrofinanciera, promover la recuperación, la reconstrucción y la modernización del país.
Sin embargo, el dinero no es suficiente para garantizar una reconstrucción exitosa. También se necesita una solución política y diplomática que ponga fin a la guerra ruso-ucraniana y respete la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Asimismo, se requiere una reforma institucional que fortalezca la democracia, el Estado de derecho y la lucha contra la corrupción en Ucrania.
Se necesita una participación activa de la sociedad civil, el sector privado y las autoridades locales en el proceso de reconstrucción.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, se puede estimar que la reconstrucción de Ucrania llevará al menos una década, si no más. Es un reto enorme, pero también una oportunidad para transformar el país y acercarlo a sus aspiraciones europeas.