Disputa en el Cáucaso Sur Armenio-Azerbaiyana
La discordia: El Nagorno Karabaj
El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por la región Nagorno Karabaj no ha concluido del todo. Es un tema geopolítico de gran importancia en el Cáucaso Sur. Todavía hay tensiones y desafíos por resolver desde 1991. El status político de la “Tierra Azerí” sigue siendo incierto, los armenios que viven allí se resisten a aceptarlo y hay una crisis humanitaria.
Tras la rendición de las autoridades armenias en Nagorno Karabaj, el pasado 20 de septiembre, ¿qué sigue?. ¿Cuáles serán los términos de la capitulación?, ¿se disolverá la República Independiente de Artsaj?. Se necesita una solución política duradera y una reconciliación entre las partes en conflicto para garantizar la paz sostenible.
En 1992, Nagorno Karabaj proclamó su independencia llamándose República de Artsaj, tras haber permanecido anexado a Armenia desde el 20 de febrero de 1990. No obstante, dicha independencia no fue reconocida por Naciones Unidas. El territorio, de unos 4,400 kilómetros cuadrados, se considera oficialmente parte de Azerbaiyán.
Nagorno Karabaj es un enclave creado por el ex presidente soviético Joseph Stalin en Azerbaiyán, como provincia, el 5 de julio de 1921. Se estima que su población fue 94% armenia, de unos 138,800 habitantes cristiano ortodoxos, que tras la recién derrota de su ejército ha decidido emigrar a Armenia. Su Producto Interno Bruto (PIB) en 2022 fue de casi 663 millones de dólares con un crecimiento del 12.2%.
Durante muchos años, Armenia financió hasta el 60% del presupuesto del territorio transcaucásico. Tan solo en 2022, Nagorno obtuvo 404 millones de dólares que representaron casi el 88% del gasto total.
Al cierre del mismo año, la actividad económica de la llamada “Tierra Azerí” disminuyó 21% y en los primeros meses de 2023, un 25%; desplome de 1.9 millones de dólares diarios que el Parlamento karabají atribuyó al bloqueo azerbaiyano del corredor Lachin (única carretera que conecta a la región con el mundo exterior).
Importancia del Nagorno Karabaj
En 2022, la economía azerbaiyana creció 4.6% con un PIB nominal de 78,700 millones de dólares. Con la integración de la economía del enclave azerí, su crecimiento podría aumentar en 0.8%.
Ubicado en el Cáucaso Sur, Nagorno ha sido históricamente un cruce de caminos entre Europa y Asia, lo que lo convierte en un puente estratégico para varias potencias globales.
Aunque no es una región rica en recursos naturales, el territorio cuenta con depósitos de oro (no suficientes para justificar un conflicto). Su población se identifica como armenia y practica el cristianismo ortodoxo a pesar de su colindancia con Azerbaiyán, que es un país de mayoría musulmana; lo que ha llevado a tensiones étnicas y religiosas.
El conflicto en Nagorno Karabaj se ve como un pulso de poder. Por un lado Turquía y grupos rebeldes sirios apoyando a Azerbaiyán y, por el otro, Rusia e Irán manteniendo relaciones cercanas con Armenia.
La “Tierra Azerí” no es conocida por tener reservas significativas de petróleo o gas. Sin embargo, es estratégicamente importante por su proximidad a la infraestructura clave de estos dos recursos en Azerbaiyán, cuyos ductos atraviesan el enclave con rumbo al oeste. Por lo tanto, el conflicto pone en riesgo el suministro de energía a Europa, cuyo daño provocaría una mayor dependencia de las exportaciones rusas.
De hecho, en 2022 Azerbaiyán y la Unión Europea firmaron un acuerdo para duplicar el suministro de gas al viejo continente por 20,000 millones de metros cúbicos anuales hasta 2027 mediante una red de gasoductos que se puso en operación en 2018, sin pasar por Rusia; lo que significa que Europa “nunca” apoyaría a Armenia; pero, si contribuiría a debilitar al gran “Oso” de Siberia en el marco de la guerra contra Ucrania.
Nagorno Karabaj cuenta con depósitos de oro, plata, mercurio, cobre y plomo que son explotados por la empresa Base Metals bajo el control del oligarca ruso-armenio Ruben Vardanyan.
El estallido, la disputa y consecuencias
El Nagorno Karabaj, situado en el suroeste de Azerbaiyán, ha sido motivo de disputa entre las comunidades armenias y azerbaiyanas desde principios del siglo XX. Durante el período soviético se convirtió en una región autónoma dentro de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, a pesar de tener una población mayoritariamente armenia.
En 1988, con el debilitamiento de la Unión Soviética, el conflicto se intensificó. Nagorno Karabaj buscó su unificación con Armenia, mientras que Azerbaiyán se opuso argumentando la integridad territorial de su territorio.
Tras la proclamación de la República de Artsaj, el conflicto se convirtió en una guerra abierta. Durante los años siguientes, hasta hoy, casi 40 mil personas civiles perdieron la vida, más de 120,000 han sido desplazadas de sus hogares y cientos huyen por temor a una "limpieza" étnica.
Perspectiva geopolítica en juego
El conflicto armenio-azerbaiyano tiene implicaciones geopolíticas que trascienden las fronteras de ambos países. Varias potencias regionales e internacionales tienen intereses en el Cáucaso Sur y han buscado influir en la resolución del conflicto.
Rusia ha desempeñado un papel crucial como mediador manteniendo una presencia militar en la región y suministrando armas a ambos bandos. Además, Armenia es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, lo que amplía su respaldo en el ámbito internacional. Sin embargo, este último escenario podría cambiar, pues el presidente armenio, Vahagn Jachaturián, lamenta que la OTSC no haya intervenido militarmente en la disputa contra Azerbaiyán.
Por su parte, Azerbaiyán ha fortalecido sus lazos con Turquía, que también busca aumentar su influencia en el Cáucaso Sur, situación que preocupa a Rusia y otras potencias regionales.
El 20 de septiembre de este año, tras su “Operación Antiterrorista” Azerbaiyán logró la capitulación de la República de Artsaj. No obstante, el objetivo podría ir más allá de la rendición del enclave. Los azerbaiyanos podrían entablar una guerra de desgaste con el ejército Armenio para hacerse con toda Armenia, aunque el atrevimiento llevaría a revisar las alianzas y el costo sería muy alto.
Solución y desafíos
La resolución del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por la región de Nagorno Karabaj es un desafío complejo y multifacético. Por más de 30 años ambas partes han reclamado el derecho a la autodeterminación e integridad territorial, las negociaciones se han visto obstaculizadas por la falta de confianza mutua y persisten las rivalidades de antaño.
La comunidad internacional ha instado repetidamente a buscar una solución pacífica y duradera a través del diálogo y las negociaciones. Sin embargo, la falta de avances significativos y los recurrentes enfrentamientos ponen en duda la posibilidad de una solución inmediata.
La resolución pacífica de este conflicto también requiere de la voluntad política de los principales protagonistas, así como de la colaboración y mediación de la comunidad internacional.
El conflicto es de suma preocupación para Rusia debido a su proximidad geográfica y a los lazos históricos y culturales con Armenia. El país eslavo ha adoptado una postura de mediación y ha buscado promover una solución pacífica a través del diálogo entre las partes.
El reconocimiento armenio de que Nagorno Karabaj ya es parte de Azerbaiyán se ha producido en dos ocasiones en los últimos dos años, ambas durante negociaciones mediadas por la Unión Europea. El primer caso ocurrió en 2022, cuando Armenia y Azerbaiyán acordaron mutuamente reconocer la integridad territorial y la soberanía del otro. El segundo, en mayo de este año, cuando el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, señaló que el territorio total de Azerbaiyán incluía Nagorno Karabaj.
A través de organizaciones no gubernamentales, Estados Unidos y sus aliados buscan alejar a Armenia de Rusia, desde que Pashinián asumió el poder en 2018. Es obvio que los norteamericanos desean un espacio en el Cáucaso y en Asia Central, que intentan crear más zonas de conflicto y frentes de guerra para frenar el nuevo orden económico multipolar en gestación.